Por: Amal Marug
En los viejos archivos de Madrid se citaba a Carabanchel como zona de bosques, trigales y garbanzales bastante frondosos, en la que se ocultaban animales salvajes como lobos y osos, sobre todo en Carabanchel de Arriba.
Ya en la Edad Media, el territorio se fue poblando principalmente en lo que se llamó “Los Molinos”, aludiendo éstos a las famosas huertas que existían en el Camino Viejo de Leganés. Esta parte lindaba con fincas de altos muros de ladrillo, propiedad del clero, y que todavía persisten.
Hoy quedan restos de pequeñas rías, donde navegaron los aristócratas que llegaban a Madrid. En la zona de Los Molinos se regaban las huertas y se bañaban personajes como la Emperatriz granaína Eugenia de Montijo.
Pero volviendo a la Edad Media, fue en Carabanchel donde, en lugar recóndito, se levantó la ermita de Nuestra Señora de la Antigua en el siglo XII. Fue aquí, según crónicas, donde ocurrió el milagro del lobo, relativo a San Isidro. ¡Sí señor!
Por cierto, que da pena el abandono de la ermita, donde hay pintadas vandálicas y grietas en sus muros sagrados.
