tormenta
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El tiempo en que vivimos

Es normal escuchar el comentario de que el tiempo está loco. Tenemos una primavera con mucha lluvia, como hacía tiempo no se conocía. Viento, lluvia, y el calor apenas ha llegado.

Parece que la inestabilidad no solo está en el tiempo, también la vida está llena de inestabilidad e incertidumbre... Y la política, cómo no. Como huracán se ha llevado a un Gobierno que había resistido todo tipo de tormentas, y contra viento y marea se mantenía impertérrito a pesar de las vicisitudes, los recortes y penurias de la gran mayoría que no llega a fin de mes. Anteriormente, el terremoto en la Comunidad de Madrid arrasó a la presidenta, que parecía inamovible. Mal tiempo para la estabilidad, para los Gobiernos conservadores. Parece ser que no se conserva nada; todo cambia, todo se trasforma y además nada permanece quieto: ni el tiempo, ni la política, ni la vida nuestra tampoco, al ser un permanente ir avanzando y retrocediendo.

Pero parece que hay algo que nos permite progresar: es el colaborar, ayudar, trabajar en equipo. Qué diferente a la derecha, que quiere que nada cambie, que nada se mueva, que todo quede detenido, congelado. Solo el beneficio personal, el individualismo. Cómo extrañarnos ante la corrupción, si el mismo sistema con sus valores la incentiva, como el beneficio personal, el egoísmo, la rapiña y el triunfar aunque los demás se hundan.

¿Qué es lo que importa y que supuestamente nos hace mejores? El bien común, no el rédito de unos pocos a costa de la mayoría, que es lo que se ha instalado en los que ostentan el poder, tanto de derechas como de izquierdas. Debiendo ellos avanzar a un mirar lo humano y  preocuparse de uno y de los otros.

Esperemos que los vientos que corren inestables como el tiempo que nos toca vivir sirvan para hacer mejores barrios, regiones, Estados y sobre todo personas.

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