Che Guevara en la Plaza de Toros de Vista Alegre
Che Guevara en la Plaza de Toros de Vista Alegre

El Che llega a Carabanchel y regresan los tranvías

El tranvía en la posguerra

Acabada la contienda, el servicio de los tranvías hacia la zona de los Carabancheles fue restablecido de forma escalonada. Así, el 31 de enero de 1943 el tranvía vuelve a llegar a Carabanchel Alto, dos años y medio después de que lo hiciera a Carabanchel Bajo. El 12 de noviembre de 1947 se crea la Empresa Municipal de Transportes. En ese momento ya hay tres líneas a los Carabancheles, la 24 y la 42, ambas con una rama al Alto y otra al Bajo, y la 44 al Hospital Militar Gómez Ulla. A primeros de diciembre de 1947, la EMT reestructura las líneas suprimiendo las tres existentes y creando otras tres, la 34, Embajadores-Carabanchel Bajo, y dos anexas, una especie de ramales con número aparte: la 36 a Carabanchel Alto y la 38 al Hospital Militar. La reforma elimina el punto tradicional de la Plaza Mayor para ir a los Carabancheles, y además los viajeros al Alto quedan obligados a realizar trasbordo en el Bajo. Antes de que acabe el mes, la línea 34 se prolonga hasta Atocha, un lugar que permite más combinaciones que Embajadores.



Un tranvía cae al río Manzanares

El 28 de mayo de 1952, el tranvía será protagonista en la página de los sucesos. Pasadas las ocho de la tarde, uno de los tranvías que cubre la línea Carabanchel Bajo-Mataderos se precipita desde el puente de Toledo a una huerta de la ribera del Manzanares. El balance de la tragedia es de 15 muertos y 112 heridos de distinta consideración. La causa del accidente fue el exceso de viajeros, algunos de ellos ocupando los estribos y otros colgando desde las ventanillas. Al tranvía le fallan los frenos en una curva, se sale de la vía, choca contra una de las paredes del puente y cae al vacío. La mayoría de las víctimas mortales son vecinos de Carabanchel, muchos de ellos colegiales que volvían a casa. Se culpa al alcalde del pésimo estado en que se encuentran las vías y el material de la Compañía, provocando su dimisión. Durante varios meses queda suspendida la circulación de tranvías por el puente de Toledo. En 1963 dejarían de atravesar definitivamente el río Manzanares.

Primeras líneas de autobuses de la EMT

Tras la anexión a Madrid, la EMT establece la primera línea de autobuses, la 36, que une los Carabancheles con la capital. En 1951 desaparece, y entonces la 34 prolonga su terminal desde el Bajo hasta el Alto, manteniendo su cabecera en la glorieta de Atocha. Tres años más tarde, la empresa Trapsa crea una línea entre la plaza de Cibeles y Carabanchel Alto, que continúa en la actualidad como línea 34. A lo largo de la década de los cincuenta se instalarán otras dos líneas de autobuses, hasta Carabanchel Bajo y hasta la glorieta de Marqués de Vadillo, además de un servicio de autobuses periféricos para conectar los barrios del distrito entre sí y con Madrid, Leganés y Fuenlabrada.

 

El Che Guevara, en Carabanchel

En 1959, en pleno régimen franquista, Ernesto “Che” Guevara realizó un viaje por varios países, entre los cuales estaba España. Solo los servicios secretos de Franco, funcionarios de la embajada cubana, un fotógrafo y un periodista españoles sabían que el Che desembarcaría de un avión de Cubana de Aviación una tarde del 13 de junio de 1959. El viaje tenía cierto punto de misterio, ya que difícilmente podría tratarse de un viaje oficial entre dos países gobernados por regímenes políticos diametralmente opuestos. De España le interesaba conocer, sobre todo, la vida en los extrarradios. En su estancia, de apenas dieciséis horas, estuvo gran parte del tiempo en Carabanchel viendo sus barrios y la plaza de toros de Vistalegre, vacía en ese momento. También visitó la Ciudad Universitaria y Galerías Preciados.

[caption id="attachment_6945" align="aligncenter" width="700"]Che Guevara en la Plaza de Toros de Vista Alegre Che Guevara en la Plaza de Toros de Vista Alegre[/caption]

Suburbano y Metro llegan al barrio

Las necesidades de comunicación de los Carabancheles antes de la anexión eran evidentes, y más las serían en un futuro, pues se preveía que los tranvías no iban a ser capaces de absorber todo el tráfico que se iba a generar. El Ayuntamiento había planeado la construcción del ferrocarril suburbano Chamartín-Carabanchel, por resultar más económico al desarrollarse por terrenos de la Casa de Campo y zonas de campo libre. Así, el 4 de febrero de 1961 se inauguraba el primer y último tramo de la línea S, actuales líneas 5 y 10 de Metro, comprendido entre Carabanchel y Plaza de España. Esta línea fue construida y gestionada inicialmente por la sociedad nacional de Ferrocarril Suburbano de Carabanchel, y hoy forma parte de la red de Metro de Madrid.

La llegada del Metro a Carabanchel supuso un auténtico cambio en el sistema de transportes del Distrito y una gran mejora en sus comunicaciones. La línea 5, como tal, se inauguró el 6 de junio de 1968 entre las estaciones de Callao y Carabanchel. Gracias a ella los carabancheleros podrían llegar al centro de Madrid en pocos minutos.


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