proyecto Cubic3
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Proyecto Cubic3, un ejemplo de espíritu ‘maker’ en la escuela

Proyecto maker en al escuela:

proyecto Cubic3Un ejemplo de cómo llevar el espíritu maker a la escuela puede verse en el Proyecto Cubic3, desarrollado en el CEIP Lope de Vega y seleccionado para formar parte de las VI Jornadas Con Ciencia en la Escuela, del Círculo de Bellas Artes de Madrid, que tendrán lugar los próximos días 9 y 10 de marzo en su sede.
La propuesta de este proyecto es crear un robot educativo basado en fuentes abiertas (open source hardware y software), fomentando de esta manera el espíritu cooperativo y el trabajo en equipo, así como compartir conocimientos y enriquecerse con las aportaciones de otras personas.
Dado que el objetivo del proyecto consistía en crear una herramienta económica y fácilmente replicable, de manera que toda persona interesada en la programación y la robótica pudiera disponer de ella, el diseño, la construcción y la programación de este robot se ha llevado a cabo mediante herramientas libres y se puede montar con materiales de fácil acceso y baratos.
La metodología aplicada al proyecto está centrada en que el alumnado sea protagonista del proceso, siendo la tarea del docente orientar, aconsejar y guiar al equipo.
Proyecto Cubic3Al preguntar a los alumnos los motivos para involucrarse en el proyecto, que es de carácter voluntario y que se desarrolla principalmente durante el recreo y mediante tareas que deben completar en casa, ofrecen respuestas como “porque me gusta programar”, “me gusta la tecnología”, “me encanta la idea de hacer un robot”, “creo que es una experiencia única”...
Ellos tienen claro que es un trabajo extra, y lo aceptan porque les gusta, porque es divertido, porque es emocionante. ¿No debería ser ésta la clave de la educación?
Cuando hacemos, aprendemos. Nos adentramos en un proceso en el que el conocimiento, el saber cómo construir algo, el poder repararlo o reproducirlo cuando lo necesitemos, es más importante que tener ese objeto.
Probablemente las cosas que diseñemos y hagamos no tengan un acabado tan perfecto como las comerciales, pero durante el camino habremos aprendido, y al terminarlas, las sentiremos un poco más “nuestras”.
Jorge Lobo


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