La Comisión 8M moviliza a 500.000 feministas para ‘acabar con el patriarcado, los genocidios y los privilegios’

Las organizadoras califican de éxito rotundo la manifestación: ‘Una vez más demostramos que Madrid, sus barrios y sus mujeres somos feministas

Este 8 de marzo, las calles de Madrid volvieron a llenarse de reivindicaciones feministas. Unas 500.000 personas participaron en la manifestación convocada por la Comisión 8M. La marcha arrancó pasadas las 19:00 de Atocha y, tras más de dos horas y media, con multitud de cánticos y proclamas, llegó a la plaza de Colón, lugar elegido para su cierre con el objetivo de darle “un nuevo significado a ese espacio que tantas veces ha sido tomado por todos aquellos que niegan las violencias y quieren hacer retroceder nuestros derechos”.

El lema elegido para este año por la Comisión 8M, el espacio de coordinación creado en 1977 y que lleva desde entonces organizando estas marchas así como las huelgas de 2018 y 2019, ha sido “Patriarcado, genocidios, privilegios. #SeAcabó”. Las organizadoras han querido denunciar con este eslogan “tres ejes que se interrelacionan entre sí” y han exigido demandas como “el fin del pacto patriarcal, del negacionismo de las violencias, de las trabas que aún existen para acceder al aborto en el sistema sanitario público o la falta de una educación sexual y afectiva”, pero también acabar con el “genocidio del pueblo palestino” y con otras violaciones de derechos humanos que están sufriendo otros pueblos y otras comunidades o activistas a las que se le está expoliando sus territorios para ponerlos al servicio del extractivismo y el neoliberalismo.

Asimismo, han denunciado el pacto de la UE sobre migración y asilo que impone “más barreras y vulnera los derechos humanos, especialmente de las mujeres y las infancias”. También han gritado contra los privilegios, porque “cuando los derechos no son para todas se convierten en privilegio”, como ocurre con la falta de acceso a la vivienda, la sanidad privada, la explotación laboral o las más de 500.000 personas, en su mayoría mujeres, niños y niñas, en situación administrativa irregular.

Como todos los años, la manifestación del 8M fue un “éxito rotundo”. Un éxito que refleja la alegría compartida por todo lo que hemos logrado las feministas, pero también la rabia y el espíritu de lucha por todo aquello que aún hay que transformar. Lo hemos dicho antes y lo seguimos diciendo: el feminismo es una fuerza imparable, “un grito global para cambiarlo todo”. Un grito y una lucha presente y necesario los 365 días del año. Por eso, desde el 9 de marzo seguiremos construyendo, seguiremos tejiendo, seguiremos tomando las calles, las plazas y los barrios hasta que todas nuestras reivindicaciones sean atendidas.

La manifestación convocada por la Comisión 8M brilló con la participación masiva de mujeres y personas disidentes, con pancartas y lemas que reflejaban la diversidad del movimiento y de las luchas sociales con las que se entreteje. Así, había mujeres de todas las edades, activistas trans y LGTBIQA+, trabajadoras de sectores feminizados, migrantes y racializadas, activistas por el derecho a la vivienda, centros sociales, asociaciones estudiantiles, sanitarias, pensionistas o refugiadas. Con una especial presencia este año de mujeres palestinas que están viviendo cómo sus seres queridos son masacrados en Gaza. En la manifestación se exigió, con una sola voz, “acabar ya con el genocidio, un alto el fuego inmediato, el cese de la compraventa de armas y el reconocimiento del derecho del pueblo palestino a existir en su tierra”.

Tras la lectura del manifiesto, la marcha finalizó con el sonido y la fuerza de una batucada compuesta por 500 mujeres y disidencias de diferentes batucadas de la ciudad y los pueblos de la Comunidad de Madrid.


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